Fuera de la Sangha no hay verdadera práctica.
Para estar dentro de la Sangha no necesariamente uno tiene que ser amigo de
todo el mundo. Pero es importante armonizarse con los otros. De otro modo se vuelve
una práctica egoísta, una práctica que mira el ombligo, entonces el egoísmo
crece y crece. Y con él, el sufrimiento.
Es por eso que muy desde el comienzo se
estableció este Buda-Dharma-Sangha y se le llamó los Tres Tesoros.
Porque es el punto esencial, los tres pilares donde se
apoya la doctrina.
Al sentarnos en zazen lo hacemos dentro de la Sangha,
y siguiendo las enseñanzas de los Maestros. Porque esta enseñanza no es una
teoría ni una filosofía. Es la vida misma.
Dogen: “Cuando el pez nada en el agua, él es el
pez.
Cuando el pájaro vuela en el cielo, él es el pájaro”.
Cuando te sientas en zazen, tú eres –auténticamente- tú mismo.
Cuando el pájaro vuela en el cielo, él es el pájaro”.
Cuando te sientas en zazen, tú eres –auténticamente- tú mismo.
Monje Ryokan:
“Como el pequeño arroyo
haciendo su camino entre grietas musgosas,
también yo
silenciosamente
me vuelvo claro y transparente”
…. la vida no es un lecho de rosas, esa vida
avanza a veces entre resbaladizas grietas musgosas, entre cardos y espinas,
pero también así, precisamente, podemos volvernos claros y transparentes. Buda-Dharma-Sangha.
Hemos tenido la suerte incomparable de encontrarnos
con esta enseñanza, por favor, no perdamos nuestro tiempo. No
lo pierdan. Hagan una vida normal: trabajo, familia, ciudad, entretenimiento,
estudio... pero no descuiden zazen. Cada vez que puedan siéntense
en esta postura de buda.